Lo incorrecto, lo feroz de esta liturgia es esa enorme llama que arde incandescente y consume incansable, desde dentro, hasta dejar el Alma pelada, libre de mis, de tus; libre de éste o aquel; libre de oxígeno.
Este fuego de nos, nos quemó hasta la médula y sólo quedó un vacío, tan infranqueable como creciente. Aún no sé si lo vimos venir...