Y entonces, en tu soledad lo encuentras. Es exactamente aquello que siempre buscaste comprender...
Pero te sirve aún? O, planteándolo de otra manera, te sirve siquiera el resultado de tu búsqueda?
El distanciamiento logró tu concentración. Pero, al fin, qué has ganado? Qué has perdido? Cuál de los dos es más?
Eres tú? Sé que soy yo, pero de qué me ha servido?
Fingir fue, en algún momento, la manera de lograr una felicidad que resultó falsa; y he decidido (ya hace bastante tiempo) dejar de fingir para convertirme en un YO... Y aún así creo ver que ya nada funciona. Quiero creer que todavía puedo, dado que todavía quiero, y aún creer que llegará; mientras, veo cómo lo alejo, disfrazándolo con prismáticos de imaginación y pseudo-felicidad, de cercano... Mas el temor que me aqueja y el dolor que me agobia continúan su eterna conspiración en contra de mis valores, mis principios, mi piedra fundacional...
Entonces no puedo (o quiero) más que contemplar mi nada derrumbándose hacia una nada cada vez mayor. No puedo (o quiero) más que odiar lo que fui, lo que soy, lo que seré, en un autocomplaciente intento de taparme con excusas de cambio, entrando en un pozo de odio hacia lo único en lo que creí poder confiar ciegamente, mi propio ser...